Cuando hablamos de 18 de septiembre, de inmediato se nos viene a la cabeza, el asado, las empanadas y esa vibra tan caracteriza a la semana de la chilenidad. Aunque siempre las Fiestas Patrias han sido motivo de celebración, antiguamente existían diferentes tradiciones familiares que requerían tiempo de preparación y por ende no consistía en asados o recorrer fondas.
Una de las tradiciones era asistir a desfiles y también a la parada militar en el Parque O’higgins en familia para después continuar los festejos en casa. Antiguamente el día 18 era el momento perfecto para estrenar la ropa y zapatos nuevos, a muchos les mandaban a hacer trajes completos especiales para la celebración y si no había plata, la ropa se daba vuelta para que pareciera nueva, pero lo importante era lucir una buena pinta.
Con el pasar de los años se han ido perdiendo ciertas tradiciones en las fiestas patrias tantos como los juegos que requieren destreza física, como los de manualidades tales como el luche, el emboque, la rayuela, palo encebado, carrera de sacos y muchas más.
Carlos Núñez, académico de folclore de la cátedra de Educación Musical de la Facultad de Arte de la Universidad de Playa Ancha plasma la teoría que “la pérdida de tradiciones va de la mano con la pérdida de la identidad que lamentablemente estamos viviendo los chilenos. En las zonas urbanas los juegos tecnológicos por una parte y el poco tiempo que los padres dedican a sus hijos en relación a transferir lo que ellos jugaban cuando niño, ha hecho que se produzca una brecha en este intercambio cultural que en nuestros campos se da en forma natural».
Es por este motivo que las tradiciones se han ido perdiendo con mayor fuerza en las zonas urbanas que en las zonas rurales del país.